Del desierto a la montaña.
De la dignidad humana «atentada» (relato de las tentaciones del domingo pasado) a la dignidad humana «glorificada» (relato de la Transfiguración de este domingo).
Jesús escuchó desde el cielo: «Este es mi Hijo…». Nosotros escuchamos en nuestro corazón: «Tú eres mi hijo». Por lo tanto, sintámonos y vivamos como hijos Dios.