Muchas veces las dificultades que nos encontramos en la vida pueden provocarnos un profundo sentimiento de desfallecimiento y angustia. Si un juez injusto es capaz de atender el grito de una pobre viuda, lo vemos en el relato evangélico de hoy, ¿cómo podemos pensar que Dios, nuestro Padre, no escucha los nuestros?
