La moneda del «César» es un metal en el que imprime su imagen, en cambio, Dios ha escogido al ser humano, que él ha creado, para reflejar en él su imagen y su gloria. «Si el «César» reclama su imagen impresa en la moneda, no exigirá Dios del hombre la imagen divina esculpida en él?» (San Agustín)