Esta fiesta nos lleva a considerar nuestra santidad personal como una tarea posible; nos lleva a preguntarnos, como en su día lo hiciera san Agustín de Hipona: «Si ellos pudieron, ¿por qué yo no»? (Gabriela Mistral).
«Somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que seremos» (1 Jn 3,2)