«En María, la Iglesia admira y ensalza el fruto más espléndido de la Redención y la contempla gozosamente, como una imagen purísima de lo que ella misma, toda entera, ansía y espera alcanzar» (Sacrosanctum Concilium 103)
«El ángel me dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28)