Cree que nos fuiste creado en vano, que no has vivido y sufrido en vano. Lo que fue creado debe perecer, lo que ha muerto debe resucitar.
Oh muerte, que todo lo conquistas, de ti hemos escapado.
Por tí, oh Cristo, estamos anclados en la esperanza.
«Anclados en la esperanza, pues ‘aunque lo mataron colgándolo de un madera, Dios lo resucito al tercer día». (Hch 10, 39-40)