San Francisco Javier

La parábola del rico insensato hace una caricatura de la persona materializada que solo piensa en sus riquezas y en cómo almacenarlas para poder disfrutar de la vida el resto de sus días, olvidándose de que la vida está en manos de Dios.
 
Pidamos hoy la necesaria sabiduría para conocer la fragilidad de las cosas terrenas y la inmortalidad de las eternas.
 

“Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes” (Lc 12,15).