San Francisco Javier

«¿Desde dónde hablamos cuando oramos? ¿Desde la altura de nuestro orgullo y de nuestra propia voluntad, o desde lo más profundo (Sal 130,14) de nuestro corazón humilde y contrito?…
La humildad es la base de la oración… es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración».
(Catecismo 2559)
 

«La oración del humilde atraviesa las nubes y no se detiene hasta que alcanza su destino» (Eco 35,17).