Las bienaventuranzas enunciadas por Jesús describen dimensiones y caracteres de la santidad en una multitud de situaciones humanas en las que Dios manifiesta especialmente su gracia: la pobreza, el sufrimiento, el deseo de justicia y misericordia, la pureza de vida… (cfr. Misa dominical).
«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8).





