«Quédate con nosotros, Señor,
la tarde está cayendo.
¿Cómo te encontraremos
al declinar el día,
si tu camino no es nuestro camino?
Detente con nosotros;
la mesa está servida,
caliente el pan y envejecido el vino» (Himno pascual)
Algo así le dirían Cleofás y su compañero, los discípulos de Emaús, al Resucitado, ofreciéndole una conversación, un alimento y un hogar para la noche. Y el Resucitado, en contrapartida, les dio su palabra, su cuerpo y sangre y su comunidad.
También nos los ofrece a nosotros sus discípulos, los Cleofás de hoy,
y nosotros, como entonces, le decimos: «Quédate, Señor, la tarde está cayendo».