En la fiesta judía de Pentecostés, cincuenta días después de la Pascua, y en la que el pueblo daba a gracias a Dios por los frutos de las cosechas, vino el Espíritu Santo sobre la Iglesia.
En ese momento, pasamos de la Pascua florida, la de la fuerza y vida de la Resurrección, a la Pascua granada, la de los frutos y dones del Espíritu Santo.
Hoy se celebra la Jornada de Acción Católica y del Apostolado seglar. Pedimos para que los laicos “en un renovado Pentecostés” pongan los dones recibidos del Espíritu al servicio de la Iglesia y de la sociedad.