Vayamos a Belén, a la pequeña ciudad de la Buena Noticia. A nosotros se dirige la voz de los ángeles que anuncian un gran gozo: “¡Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama” (Lc 2, 14). Dios se une a los hombres para levantar al hombre hasta la altura de Dios.