
XXII domingo del Tiempo Ordinario
«Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, ¡tarde te amé! Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba
«Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, ¡tarde te amé! Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba
¿Quién decís que soy yo?», preguntó -y nos pregunta- Jesús. Allá en Cesarea de Filipo, en una ambiente de espera mesiánica, lo reconocieron como «el
En la petición de la mujer cananea por su hija, descubrimos la fuerza de la oración de una madre. San Agustín nos cuenta en sus
“En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el