A Dios que nos desborda en su misterio, pero que nos enamora en sus acciones, le damos gloria y alabanza por los siglos.
Bendecimos al Dios de la creación, al Dios que sale a nuestro encuentro, al Dios de nuestros padres.
Bendecimos su nombre santo y glorioso: "Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo; llenos están el cielo y la tierra de su gloria".