«Señor, danos entrañas de misericordia frente a toda miseria humana. Inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado.
Ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido».
(Plegaria eucarística V).
“Un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándole aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó” (Lc 10,33-34)