«La noche guarda en su sombra una exigencia de luz. Así, de lo íntimo de mi corazón, sale un deseo de ti», le decia Tagore a Dios.
Bellísimas palabras, muy parecidas a las que nos dice este domingo San Pablo: «La noche ya se acaba, el día se echa encima».
Frente a tantas tinieblas, miremos con esperanza a un horizonte iluminado por la luz de Cristo.