San Francisco Javier

Las cruces cansan, pero consuela darse cuenta de que, al cargarlas sobre nuestros hombros y abrazarlas en nuestro corazón, seguimos el camino tomado por Jesús y participamos en alguna medida de su destino.
 

“Quien no carga con su cruz y viene en pos de mi, no puede ser discípulo mio” (Lc 14,27).