San Francisco Javier

«Orar es perderse en un silencio habitado.
Es escuchar, anhelando la voz amiga.
Es confiar, más allá de la eficacia.
Orar es jugarse la vida a una promesa.
Es hacer silencio y llenarlo de «Su»  presencia.
Es confiar en lo prometido más allá de la evidencias.
Orar es mirarse a un espejo distinto.
Es amar una caricia intangible.
Es darle libertad a Dios,
para cantar o callar, para llamar o esperar
y siempre para amar.»
(J. María R. Olaizola. Versión)
 

«Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra» (Sal 120,1b).