Al ciego de Jericó, unos le impedían llegar a Jesús, otros le llevaron hasta Él. Nuestras acciones ¿estorban, obstaculizan, entorpecen e impiden… a otros llegar a Jesús o, por el contrario, estimulan alientan, animan e impulsan… el acercamiento hasta Él?
«Muchos le increpaban… Otros le dijeron: Ánimo, levántate, que te llama» (Mc, 10, 46-52)