«Jesús ha repetido que vendrá pero no ha precisado en qué momento, por eso todas las generaciones y tiempos tienen sed de él. De este modo nadie podrá pensar que Cristo está sometido a una ley temporal, a una hora cualquiera, él, que domina el tiempo».
San Efrén el siríaco.
«En cuanto al día y a la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre» (Mc 13,32)