Nuestro Dios, el «Yo soy el que soy», es decir, el «Yo soy el que está con vosotros», actúa en la historia, nos prodiga sus cuidados, como el labrador a la viña de la parábola, a través de personas, acontecimientos, sacramentos…
Y nosotros ¿con qué conversión y con qué frutos queremos responder a Dios durante esta Cuaresma?
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontro». (Lc 13,6)