San Francisco Javier

Quien no podía expresar con palabras el gozo de la presencia de Dios, brinca de júbilo en el seno de su madre. A partir de este momento muchos (ciegos, cojos, paralíticos, enfermos, pobres, pecadores…) saltarán de gozo a lo largo de todo el evangelio cada vez que se encuentren con Jesús. (cfr. evd)
 

«En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre» (Lc, 1,44)

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