«Antes que un mandato -el amor no es un mandato- es un don, una realidad que Dios nos hace conocer y experimentar, de forma que, como una semilla, pueda germinar dentro de nosotros y desarrollarse en nuestra vida. Si el amor de Dios ha echado raíces profundas en una persona, esta es capaz de amar también a quien no lo merece, como precisamente hace Dios respecto a nosotros» Benedicto XVI.
«Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen» (Lc 6,27).