La semana pasada, comenzábamos el llamado Tiempo Ordinario. Tras las celebración de la fiesta del bautismo del Señor (ocasión para rememorar el nuestro), en este segundo domingo se nos dice que uno no se hace cristiano «por correspondencia», sino a través de un «encuentro». La fe cristiana es el final de un proceso que exige previamente encontrarse con Cristo, quedarse con Él y escucharle. Como les ocurrió a los primeros discípulos que fueron, vieron y creyeron (cfr. Jn 1,38; 20,8)