El alimento que recompone las fuerzas para el camino («¡Levántate y come! que el camino es superior a tus fuerzas» le dijo el Señor al profeta Elias. Cfr. la I lectura), es el nutriente que nos hace crecer en una vida nueva («Vivid en el amor como Cristo os amó», aconseja san Pablo a los Efesios. Cfr. la II lectura).