Dios haciéndose hombre ha querido que todos los que constituyen la humanidad lleguen ser hijos de Dios. Por eso, desde la fe en Jesucristo, nuestros corazones se deben abrir a todos los pueblos y naciones, y considerar hermanos a todos. Hoy es la fiesta que nos saca de lo individual y nos empuja a una fe comunitaria y universal.