El domingo 2º de Pascua acogíamos los santos óleos y el santo crisma con los que la Iglesia nos ungirá en los sacramentos. Con devoción los colocamos en la vitrina del baptisterio. Serán signo visible de la presencia del Señor que vive en medio de su Iglesia para custodiarla, defenderla, darle vida y santificarla.