En una oración de vísperas, rezamos:
Tras el temblor opaco de las lágrimas no estamos solos.
No estamos solos, nos acompaña, en vela, la pura eternidad de cuanto amamos.
Por nuestros difuntos, recemos:
Que vivan junto a Dios eternamente.
«¡Hogar dentro de ti nos has de hacer! Amén» (Himno Vísperas).