San Francisco Javier

XXXII Domingo del Tiempo Ordinario

En el encuentro con el Señor, no se puede improvisar en el último momento. Por eso, es necesario que aprendamos a actuar, como las vírgenes prudentes de la parábola, con sabiduría (saber discernir el sentido más profundo de las cosas) y con sensatez (considerar las probables consecuencias de mis acciones).

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